Viendo las primeras imágenes y escuchando las declaraciones de Sarkozy, parecía que el presidente del país galo tenía que justificarse ante la población sobre dicha visita. Mucho hincapié se ha hecho sobre el "laicismo positivo" para proteger esta visita y favorecer el acogimiento de élite eclesiástica por parte de la multiética población del país francés.Dentro de las citas recogidas sobre este evento encontramos: "No hay contradicción entre la religión y la laicidad", lo cual fue dicho por Benedicto XVI; o también la del defensor de las raíces cristianas de Francia, el presidente de la república francesa: "sería una locura privarnos de las religiones, una falta contra la cultura y el pensamiento. Por eso pido un laicismo positivo, abierto, que es una invitación al diálogo".
Lo cierto es que todos estos anclajes del pasado en cuanto a la relación Iglesia - Estado, no hacen más que frenar la evolución social en la que estamos inmersos. Las cifras de hoy reflejan la realidad, y es que en Francia ha descendido en los últimos veinte años el número de católicos, del 80% al 50,2%. Y aunque desde 1905 existe una ley de laicidad que establece la neutralidad del Estado frente a todas las religiones, el presidente se ve en la obligación de realizar una gran bienvenida a un sector religioso del que se debería mantener al margen.
Recibimiento del papa en Francia:
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